Wallace es un personaje del artista inglés Nick Park, inventor, nerd, que vive con su perro Gromit. Wallace se dedica a realizar inventos descabellados, que aunque parezca increíble están sacados de la realidad.
A Wallace despierta la cama que se inclina y lo desliza dentro sus pantalones. La cama que se inclina es un invento presentado en una exposición en 1851 por Theophilus Carter.
Casi el germen de la casa inteligente, llevados a la vida actual. La casa que reacciona según las necesidades del habitante.
Conectar los diferentes dispositivos entre sí, cronometrados, es la idea de la smart-house.
Ya hay críticas al respecto que pronto olvidaremos cómo realizar las actividades que la casa haría por nosotros, encender la música, hacer el café, informar sobre el stock en la heladera, realizar la compra por nosotros en una tienda on line.
Wallace es un personaje realizado para películas con la técnica Stop-movie, hecho en masilla, los inventos que se le ocurren causan gracia, son extrañamente ingeniosos, y no hay que olvidar, existen, se propusieron, son inventos registrados, sin embargo parecen tan descabellados como la idea de que se haga realidad que la casa esté automatizada y conozca nuestras necesidades mejor que nosotros mismos.
La tendencia a la automatización, está ya entre nosotros en pequeños aspectos, que para quienes lo han notado, es algo molesto. Por ejemplo, el Windows 8, el sistema operativo actual de la empresa Microsoft, al instalarse por primera vez, nos saca una foto sin que estemos advertidos de ello, con lo que relaciona nuestra cara con un dispositivo.
La mayoría de los usuarios ni siquiera se dan cuenta cuándo lo hace, durante el arranque y configuración del sistemas, asocia todo lo que pueda sobre nosotros, incluyendo la imagen.
Por otra parte, la idea de la casa inteligente se presenta bajo otras visiones, como el hecho de controlar la casa, luces encendidas, intrusos, electrodomésticos encendidos, ahorro energético.
La casa inteligente se posiciona en el imaginario asociado a la palabra comodidad, aunque las empresas que intentan vendernos los sistemas agregan ahorro energético, lo que parece una contradicción, crear gadgets y deshacerse de ellos por obsolescencia, son los dos problemas de contaminación mayor en el mundo actual.
Los altos costos, no sólo en investigación, sino en materias primas que salen de la tierra, no permiten vislumbrar si será una tendencia, aunque los magos de la prospectiva indican que sí, y el sentido común, ya que los usuarios estamos acostumbrándonos a consumir cualquier cosa que sea una novedad.
La casa inteligente, con los sistemas de domótica, ya se están adquiriendo por asuntos de seguridad, dispositivos que hacen que la casa nos reconozca, es una tendencia que se viene instalando en Argentina, con propuestas tímidas, por ahora, ya que algunos de los componentes, por ahora, que requieren esos sistemas dependen de la importación, pero hay expectativas sobre la tendencia de adoptar la propuesta.